Las bebidas con cetona aumentan el rendimiento deportivo

Una bebida con cetona desarrollada por investigadores estadounidenses incrementa el rendimiento físico y reduce la producción de ácido láctico –asociado al estrés muscular y al cansancio–, en ciclistas profesionales.

Las bebidas con cetona tienen la capacidad de incrementar el rendimiento físico y reducir la producción de ácido láctico en los ciclistas profesionales, según revela un estudio que se ha publicado en Cell Metabolism, y en el que participaron 39 ciclistas, algunos de los cuales eran olímpicos.
Dos investigadores, Kieran Clarke, bioquímica de la Universidad de Oxford, y Richard Veeche, del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, crearon las bebidas con cetona que, tras pasar por los correspondientes análisis de seguridad, que mostraron que carecían de efectos adversos, fueron probadas en el nuevo estudio.
Los ciclistas profesionales realizaron un entrenamiento y se observó que al finalizarlo los niveles de ácido láctico de los deportistas que habían ingerido la bebida con cetona eran menores que en los demás. El ácido láctico se relaciona con estrés muscular o cansancio tras una competición o entrenamiento y, de hecho, los ciclistas que habían tomado la bebida con cetona superaron en 400 metros a los que no la habían consumido.

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Levaduras que comen gasolina descontaminarían ecosistemas

Identifican dos especies de levaduras que habitan en ductos y tanques de gasolina de los automóviles. En estos espacios sobreviven y se alimentan de hidrocarburos contaminantes.

Nathalia Catalina Delgadillo, bióloga de la Universidad Nacional de Colombia, UN, constató la presencia de dos levaduras del género Rhodotorula.
El hallazgo es importante, pues aunque hay más estudios sobre 150 géneros de bacterias que contienen especies capaces de crecer con hidrocarburos como único proveedor de carbono, elemento fundamental para la vida y energía, solo unos pocos hongos y levaduras han sido estudiados en este sentido. De hecho, distintas investigaciones realizadas en 1998 y 2007 constatan la presencia de microorganismos en combustibles empleados para la industria aeronáutica y naval.
“Si los microorganismos que habitan esos lugares tienen la capacidad de vivir en ambientes contaminados, pues la presencia de una fuente de carbono les provee un entorno propicio para su desarrollo y crecimiento, también les ofrece alimento”, afirma la investigadora.
Para la obtención de la muestra, la bióloga frotó con copos de algodón estéril las paredes y los tubos de ingreso de gasolina de tres automóviles.
Una vez aislada en tubos de ensayo y conservada a cuatro grados centígrados, inició el proceso de comprobación, el cual constataba que las levaduras encontradas, 17 en total, podían crecer en hidrocarburos aromáticos, reconocidos por sus olores intensos, normalmente agradables, y la alta complejidad de degradación.
Cada cepa fue incubada en alguno de los hidrocarburos aromáticos a 27 grados centígrados, y su crecimiento estuvo vigilado entre 10 y 15 días, de acuerdo a unos criterios. Además, fueron sembradas cepas controles del género Rodothorula en su ambiente normal, para comparar la variación de estos parámetros entre ambos grupos.
Nuevas especies
“Las levaduras que crecieron poseen enzimas útiles para que los hidrocarburos se fragmenten, es decir, transformen su estructura química, sean sustancias menos nocivas y permitan que otros microorganismos del medio ambiente puedan degradarlas con facilidad”, explica la bióloga Delgadillo. 

Estrategias como esa serán de gran ayuda para la sostenibilidad ambiental del país, pues solo en 2015 fueron registrados más de 49 ataques contra la infraestructura petrolera, según cifras de la Asociación Colombiana del Petróleo, cuyo impacto ambiental afectará durante varios años cientos de kilómetros de ríos, quebradas y ciénagas. 

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CIENCIAS NATURALES: Ciencias de la Vida Descubierto un nuevo mecanismo que permite a una bacteria tolerar hidrocarburos aromáticos tóxicos

Un estudio liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha descubierto un nuevo mecanismo que permite a la bacteria Azoarcus sp. CIB resistir la presencia de elevadas concentraciones de hidrocarburos aromáticos tóxicos en ausencia de oxígeno. Los resultados de la investigación podrían ayudar a crear nuevas herramientas de detoxificación de contaminantes
El microorganismo ‘Azoarcus sp. CIB’ es capaz de degradar compuestos como el tolueno y el xileno, entre otros. Un equipo de científicos, liderados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha identificado un nuevo mecanismo que permite que esta bacteria resista a elevadas concentraciones  de hidrocarburos aromáticos tóxicos en ausencia de oxígeno. 
Los hidrocarburos aromáticos tales como el benceno, el tolueno, el xileno y el estireno, entre otros, son compuestos orgánicos que poseen en su estructura un anillo aromático que los convierte en unos compuestos muy estables, difíciles de degradar y con tendencia a acumularse en el medio ambiente, lo que constituye una fuente importante de contaminación.
“Estas sustancias están presentes en gran cantidad en los combustibles fósiles, como el petróleo y el carbón, y son tóxicas para los seres vivos, ya que se incorporan en las membranas celulares e impiden el correcto funcionamiento de las células. Sin embargo, ciertas bacterias se han especializado en la utilización de los hidrocarburos aromáticos como fuente de carbono y energía. La utilización de estas bacterias para la eliminación y biotransformación de los hidrocarburos aromáticos contaminantes en compuestos menos tóxicos y de valor añadido es una estrategia respetuosa con el medio ambiente y de gran interés industrial”, explica el investigador del CSIC Eduardo Díaz, del Centro de Investigaciones Biológicas.
Proteína TolR
La clave del mecanismo identificado en este estudio es la proteína TolR, un regulador de dos componentes híbrido. Se trata del primer sistema biológico descrito capaz de detectar hidrocarburos aromáticos y responder a esa señal mediante hidrólisis de la molécula di-GMP cíclico.
Dicha molécula, que actúa de segundo mensajero, está presente en todas las bacterias y participa en el control de procesos tan relevantes como la formación de biofilms y la virulencia en patógenos.
“Nuestro trabajo revela una nueva función del di-GMP cíclico, ya que hemos visto que controla la resistencia bacteriana a elevadas concentraciones de hidrocarburos aromáticos, de tal forma que la disminución de los niveles de di-GMP cíclico protegen a la célula de la toxicidad del hidrocarburo”, añade Díaz.
El estudio ha sido realizado en colaboración con la Universidad de Washington (Seattle, Estados Unidos).

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